- Ángel Bermúdez
- Título del autor,BBC News Mundo
- Twitter,@angelbermudez
- 31 octubre 2024
“La economía, estúpido”.
La ya mítica frase con la que el asesor político James Carville guió hasta la Casa Blanca al equipo de campaña de Bill Clinton en 1992 podría fácilmente ser también el lema de la reñida carrera presidencial de 2024 entre el republicano Donald Trump y la demócrata Kamala Harris.
La economía es el tema que más interesa a los electores en Estados Unidos y el que más influirá en su decisión a la hora de acudir a las urnas.
De acuerdo con un estudio de Gallup publicado el 9 de octubre, la economía destaca como el principal tema de estos comicios -entre una lista de 22- y “podría ser un factor importante para 9 de cada 10 votantes”.
Las campañas de Trump y Harris lo saben bien y por ello lo han incorporado en el centro de su agenda electoral, al igual que otros asuntos como el aborto y la migración.
A continuación te contamos cuánto peso tendrán estos temas y hacia dónde podrán inclinar los resultados electorales, así como la influencia que puede tener un asunto espinoso que la realidad ha impuesto en la campaña: la crisis en Medio Oriente y la actual guerra en Gaza.
Votar con el bolsillo
Los consumidores en EE.UU. han tenido que hacer frente a la inflación.
En abril de 2021, la inflación en Estados Unidos escaló al 4,2% y comenzó a subir hasta llegar a un máximo de 9,1% en junio de 2022, la mayor tasa en 40 años y muy por encima del 2% fijado como objetivo por la Reserva Federal.
Desde entonces, el índice de precios al consumidor ha bajado notablemente hasta llegar a 2,4% en septiembre pasado. Por su parte, la tasa de desempleo está ahora en el 4,1% y se ha mantenido desde septiembre de 2021 por debajo del 5%, lo que los expertos consideran como una situación de pleno empleo.
A pesar de ello, y de que el país no cayó en una recesión como temían muchos expertos, los estadounidenses están preocupados por la economía. Y esto se nota en las encuestas.
En el estudio de Gallup, el 90% de los consultados señalaron que la economía era “extremadamente importante” o “muy importante”. De hecho, es el único asunto sobre el cual una mayoría (52%) coincidió en calificar como “extremadamente importante”.
Es la primera vez desde la crisis financiera de 2008 que una mayoría de electores (en aquel caso 55%) califican la economía como “extremadamente importante” a la hora de decidir su voto.
Un análisis publicado en septiembre por el centro de estudios Pew Research coincidió en señalar que la economía es el tema central de esta campaña: el 81% de los votantes registrados consultados dijeron que es “muy importante” para su decisión en estos comicios.
¿Y esto a quién favorece?
De acuerdo con Gallup, el 54% de los votantes cree que Trump puede manejar mejor la economía que Harris.
Trump aventaja a Harris en la percepción de los votantes acerca de quién manejaría mejor la economía de EE.UU.
“La razón por la que los electores se están fijando en Trump es, en gran parte, simplemente una reacción contra el alto costo de la vida”, dice a BBC Mundo Liz Mair, asesora política republicana y presidenta de la empresa de consultoría Mair Strategies.
“La gente va a votar con el bolsillo”, agrega.
La experta explica que, aunque la inflación no sea atribuible exclusivamente a Biden y haya ocurrido en muchos lugares del mundo, los electores terminan responsabilizando al partido en el gobierno.
“Como analista sé cuánto tiempo toma para que las cosas tengan un efecto en la inflación y fácilmente la mitad de la inflación que hemos tenido es atribuible a Trump, pero el votante promedio lo que toma en cuenta es que vio subir mucho los precios a mediados de 2022”, indica.
Whit Ayres, encuestador republicano y presidente de la empresa de sondeos North Star, señala que determinar en quién confían más los votantes cuando se trata del manejo de la economía es uno de los indicadores más importantes a la hora de hacer encuestas electorales y que, en este momento, muchos electores perciben que la economía con Trump antes de la pandemia era mejor para ellos que con Biden.
“Y para mucha gente lo era: las tasas de interés y las de las hipotecas eran un tercio de lo que son ahora. Los víveres que costaban US$100 en 2019, cuestan US$125 ahora. Eso ha hecho la vida muy difícil para aquellos con menos ingresos”, apunta Ayres.
Desde la crisis de 2008, EE.UU. no construye suficientes casas, lo que unido a las altas tasas de interés y a la inflación eleva el precio de la vivienda.
Harris ha prometido construir una economía de oportunidades.
Consciente del descontento por la economía, Harris ha dicho que su prioridad será reducir el costo de los alimentos y de la vivienda para las familias trabajadoras. Para ello, propone prohibir la especulación con el precio de los alimentos y establecer una ayuda por US$25.000 para quienes quieran comprar su primera vivienda, así como crear incentivos para aumentar la oferta de viviendas.
“Harris está haciendo énfasis en la economía y en su propuesta de ayuda a la clase media, para intentar cerrar la brecha de confianza sobre la gestión de la economía que ahora favorece a Trump. Eso es justo lo que ella debe hacer”, dice Ayres.
Trump, por su parte, ha prometido “acabar con la inflación y hacer que Estados Unidos vuelva a ser asequible”.
También ha propuesto una reducción de las tasas de interés -algo que no corresponde al Ejecutivo, sino a la Reserva Federal, que es autónoma- y afirma que su propuesta de deportar a millones de migrantes indocumentados ayudará a bajar la presión sobre el costo de la vivienda.
“Los temas económicos y la inmigración son los más favorables para Trump”, destaca Ayres.
Frontera caliente
Las llamadas “caravanas” de migrantes caminando hacia EE.UU. alimentan la percepción de que no hay orden en las fronteras.
La migración y la situación en la frontera son considerados como “extremadamente importantes” o “muy importantes” para 7 de cada 10 electores estadounidenses, de acuerdo con Gallup.
“Tradicionalmente a los demócratas les gustaría poner el foco en la inmigración, pero esta vez no es un buen tema para ellos. Los electores más que estar interesados en una reforma migratoria integral, lo que quieren es que se detenga la entrada de personas a través de la frontera”, dice Liz Mair.
¿Qué ha ocurrido?
Estados Unidos tiene un sistema migratorio que numerosos analistas califican como “roto”.
Aunque su economía necesita de los migrantes, el sistema hace muy difícil la entrada de forma legal y no permite al país delinear el tipo de migrantes que desea recibir, pues mientras el 66% de todos los permisos de residencia son otorgados a familiares de ciudadanos o residentes del país, solamente 14% se otorgan por motivos laborales, casi lo mismo que por vía de asilo y razones humanitarias (13%).
Es un problema que se arrastra desde hace décadas.
Tras llegar a la Casa Blanca, Biden intentó impulsar una reforma migratoria -que no obtuvo aprobación del Congreso- y buscó levantar muchas de las medidas de Trump para frenar la migración, algunas de las cuales habían sido calificadas de racistas, como la prohibición de viaje para personas procedentes de países mayoritariamente musulmanes.
Durante el gobierno de Biden, sin embargo, hubo un gran incremento en el número de intentos de ingresar a Estados Unidos a través de la frontera sur, que llegaron a un récord de 2,4 millones en 2023, aunque han caído sustancialmente en 2024.
Al mismo tiempo, las imágenes de miles de migrantes en “caravanas” caminando a través de México y Centroamérica hacia EE.UU., así como su presencia visible en lugares icónicos como Times Square en Nueva York (adónde en muchos casos han sido trasladados en buses pagados por gobernadores republicanos) han abonado el discurso republicano de que no hay control sobre las fronteras.
En algunos lugares de EE.UU., los migrantes se han manifestado en contra de las acusaciones infundadas hechas por Trump.
A eso debe añadirse que Trump acusa a los inmigrantes de “envenenar” la sangre del país y de ser los responsable de un supuesto aumento de la criminalidad (pese a que las estadísticas oficiales muestran que ha habido una caída de los crímenes graves y, además, que los migrantes no tienden a cometer más delitos que los propios estadounidenses).
El efecto de todo esto en las encuestas es que 88% de los votantes registrados apoyan un aumento de seguridad en la frontera, incluyendo un 96% de los seguidores de Trump y un 80% de los que apoyan a Harris, según un estudio del Pew publicado este mes.
“La gente está molesta con lo que ocurre en la frontera. Sienten que ha sido muy mal manejada. Da la impresión de caos y anarquía y esto es EE.UU., se supone que deberíamos ser capaces de hacer mejor las cosas”, apunta Mair.
Frente a este tema, Trump propone terminar de construir el muro fronterizo con México y deportar a los migrantes indocumentados presentes en ese país. Estas iniciativas no solamente gozan del apoyo de los votantes republicanos, sino también de más de un tercio de los electores hispanos y de 40% de los votantes negros, de acuerdo con una encuesta realizada por The New York Times.
Hispanos y negros han sido históricamente dos grupos de votantes clave para los demócratas. Aunque todavía una mayoría de ellos dice apoyar a Harris, su ventaja frente a Trump entre estos electores ha disminuido en comparación con la que tuvieron Hillary Clinton en 2016 y Joe Biden en 2020.
En la campaña, Harris se ha apoyado en su pasado como fiscal general de California para asegurar que va a proteger la frontera, que va a hacer respetar las leyes y que va a ser dura frente a los grupos criminales que trafican con drogas y personas.
La candidata demócrata también ha destacado que este año hubo una propuesta bipartidista en el Congreso, entre cuyos promotores estuvo un legislador republicano, que habría permitido reforzar la seguridad en la frontera, pero que fue desechada a petición de Trump, quien -según Harris- bloqueó esta iniciativa para beneficiarse electoralmente de la situación en la frontera.
De acuerdo con la encuesta de Gallup, Trump tiene una ventaja de 9 puntos porcentuales frente a Harris cuando se les pregunta a los electores quién podría manejar mejor la migración.
Aborto: el pulso por el derecho a decidir
La anulación de Roe vs Wade ha movilizado a muchas mujeres y le ha costado varios reveses electorales a los republicanos.
Casi 7 de cada 10 electores (66%) consideran el tema del aborto como “extremadamente importante” o “muy importante”, de acuerdo con el estudio de Gallup.
Durante décadas este tema estuvo presente en las campañas electorales republicanas que buscaban revertir la sentencia Roe vs Wade de 1973, mediante la cual la Corte Suprema consagró el derecho al aborto en todo Estados Unidos.
Esa fue justo una de las promesas de la campaña electoral de 2016 que Trump hizo y luego cumplió al nombrar en el máximo tribunal estadunidense una mayoría de jueces conservadores que, en 2022, eliminaron con una nueva sentencia la protección federal al derecho al aborto.
“Luego de 50 años de fracasos, sin que nadie haya logrado nada parecido, fui capaz de matar Roe vs Wade, para gran sorpresa de todo el mundo”, escribió el exmandatario en un mensaje en redes sociales el 17 de mayo de 2023.
Pero ese triunfo judicial de la agenda republicana en 2022, no tardó en convertirse en una serie de reveses electorales para ese partido tanto en las elecciones legislativas de mitad de periodo realizadas ese mismo año como en otras votaciones en distintos estados como Ohio, Virginia o Kentucky, en las que los electores han mostrado su rechazo a las prohibiciones del aborto demasiado restrictivas.
En las elecciones de este 5 de noviembre, se votarán propuestas para proteger el derecho al aborto en, al menos 10 estados, mientras que solamente en uno habrá una propuesta para restringir este derecho.
Se trata de un tema que claramente favorece a los demócratas y a la candidatura de Harris quien, de acuerdo con la encuesta de Gallup, le saca 9 puntos porcentuales de ventaja a Trump cuando se pregunta a los electores sobre quién sería más competente para manejar este tema. Esta percepción es compartida por 16% de los republicanos.
Liz Mair destaca que Harris tiene muchas fortalezas en este tema, incluyendo el hecho mismo de ser mujer, pero también su formación jurídica y su pasado como fiscal general.
Más allá de ser un tema que moviliza a los electores tradicionalmente demócratas, Mair cree que el aborto debilita el apoyo a Trump dentro de las filas republicanas por dos vertientes distintas.
En primer lugar, entre las mujeres conservadoras que durante décadas hicieron campaña para lograr la prohibición total del aborto y a las que ahora no les gustan los intentos de moderación que ha hecho Trump durante la campaña.
“Esas son las personas que solían ofrecerse como voluntarias para trabajar en la campaña, haciendo llamadas, visitas puerta en puerta, etc. Ahora no están particularmente motivadas por Trump, cuya retórica sobre el aborto lo hace aparecer ante ellas como alguien muy partidario del aborto. Además, ellas ya consiguieron el principal resultado que siempre quisieron: la revocación de Roe vs Wade”, dice.
La otra vertiente de voto republicano que Trump estaría perdiendo es la de mujeres republicanas que, pese a declararse “pro vida”, tienen posturas más flexibles en cuanto al aborto.
De acuerdo con una encuesta de KFF, el 79% de las mujeres republicanas apoyan leyes que protejan el derecho al aborto cuando las pacientes tengan emergencias médicas relacionadas con el embarazo, mientras que el 69% cree que debe permitirse en caso de violación o incesto.
En el caso de las republicanas en edad reproductiva (de 18 años a 49 años), el 53% respalda que haya una ley federal que garantice el derecho al aborto.
“Creo que hay mucha gente que normalmente votaría por los republicanos que quizá no lo harán en esta elección, únicamente debido a este tema”, apunta Mair.
Ante los reveses sufridos por los republicanos en el tema del aborto en los últimos meses, Trump ha intentado no fijar posición sobre el tema diciendo que eso le corresponde a cada estado.
Por su parte, Harris ha defendido el derecho de las mujeres a decidir sobre el aborto y ha dicho que quiere consagrar legalmente las protecciones que antes contemplaba Roe vs Wade.
Israel, Gaza y Medio Oriente
“Joe, el genocida” fue el apodo que los manifestantes propalestinos le pusieron a Joe Biden.
El sorpresivo ataque del grupo palestino Hamás contra Israel del 7 de octubre de 2023 con el que se inició la actual guerra en Gaza, metió el tema de la crisis en Medio Oriente en la agenda de la campaña electoral en EE.UU.
Menos de dos semanas después del ataque, grupos propalestinos en EE.UU. ya habían bautizado al presidente Joe Biden como “Genocide Joe” (Joe, el genocida) y en Michigan, un estado péndulo que además es el estado del país con mayor proporción de ciudadanos de ascendencia árabe, surgió un movimiento para presionar al mandatario (y entonces aspirante a la reelección) para que exigiera el fin de la guerra y retirara su apoyo a Israel.
El llamado movimiento de los no comprometidos obtuvo más de 100.000 votos en las elecciones primarias demócratas en Michigan, equivalentes a más de 13% del total y una cantidad significativa para un estado en el que Biden se impuso en 2020 por apenas 150.000 votos.
A lo largo de las primarias demócratas, los no comprometidos sumaron más de 700.000 votos en todo el país.
Este movimiento esperaba encontrar mayor receptividad en Harris, una vez que esta asumió la candidatura demócrata. Sin embargo, aunque ella ha sido más dura que Biden al criticar la forma en la que el gobierno de Benjamín Netanyahu ha llevado adelante la guerra en Gaza, en ningún momento ha puesto en duda el apoyo de Estados Unidos a Israel.
De hecho, en agosto no se permitió a ninguno de los portavoces de este movimiento hablar ante la Convención Nacional Demócrata realizada en Chicago.
Los no comprometidos se niegan a respaldar la candidatura de Harris debido a la guerra en Gaza
En ese evento, Harris dijo que el sufrimiento en Gaza era desgarrador y aseguró estar trabajando para poner fin a la guerra de forma tal que los palestinos puedan ejercer sus derechos a la dignidad, seguridad, libertad y autodeterminación; al mismo tiempo que Israel permanece seguro y que se logra la liberación de los israelíes que Hamás mantiene secuestrados.
A mediados de septiembre, el movimiento de no comprometidos anunció que no respaldaría la candidatura de Harris debido a que ella no había respondido a una solicitud para reunirse con familias estadounidenses-palestinas que han perdido a seres queridos en la guerra en Gaza.
El grupo, además, llamó a sus seguidores a no votar por Donald Trump ni por ningún otro candidato.
¿Y cómo afecta esto la carrera electoral?
Es complicado. Para aquellos electores que quieran otorgar su voto sobre la base de su empatía con la situación de quienes viven en Gaza, estos comicios plantean un dilema importante pues la carrera luce tan reñida que unos pocos miles de votos en una u otra dirección pueden ser decisivos.
El tema es que mientras la abstención masiva de los no comprometidos podría sellar la derrota de Harris en Michigan, al mismo tiempo estaría favoreciendo una victoria de Trump, quien se ha autodenominado como el “protector de Israel”.
De hecho, durante su gobierno Trump tomó algunas decisiones -como el reconocimiento de Jerusalén como la capital de Israel y la consecuente mudanza allí de la Embajada de EE.UU.- que fueron rechazadas por los palestinos y el mundo árabe en general.
La situación en Medio Oriente también podría afectar el voto de los estadounidenses judíos, en especial en Pensilvania, el más grande de los estados péndulo, donde se estima que suman unos 300.000 electores, equivalentes al 3% del padrón, según datos del American Jewish Population Project de la Universidad Brandeis (Massachusetts).
Estimaciones del Pew indican que en 2020, en torno al 70% de los judíos estadounidenses votaron por Biden y un 27% por Trump.
Una encuesta del Pew hecha antes del debate entre Harris y Trump este año, daba un 65% de apoyo a Harris y un 34% a Trump dentro de este colectivo.
Pero el voto de los judíos estadounidenses no solamente puede verse afectado por la situación en Medio Oriente, sino además por la percepción de que durante el último año ha aumentado el antisemitismo en EE.UU.
Una parte importante de los estadounidenses de fe judía dicen que el aumento del antisemitismo influirá en su forma de votar.
Según una consulta de la encuestadora NORC realizada en la segunda quincena de agosto, un 43% de los estadounidenses judíos afirman que el antisemitismo tendrá impacto en la forma en la que votarán.
Dentro de ese grupo, un 17% dijo que, aunque normalmente votan por los demócratas, esta vez apoyarán a los republicanos, mientras que un 9% señaló que, pese a que usualmente apoyan a los republicanos, en esta ocasión votarán por los demócratas.
¿Y cuál es la posición del resto de los electores?
De acuerdo con la encuesta de Gallup, el 31% de los votantes estadounidenses considera “extremadamente importante” la situación en Medio Oriente, mientras que otro 33% lo valora como “muy importante”.
Estos datos deben tomarse con cautela pues históricamente los temas de política exterior no son los más determinantes en las elecciones, en especial cuando -como en este caso- no está en juego el envío a combate de soldados propios.
En ese sentido, una encuesta publicada en agosto por el Consejo de Chicago de Asuntos Globales, preguntó expresamente cuánta importancia tendría en su voto en estas elecciones el tema de la guerra en Gaza y un 17% dijo que tendría mucho peso, mientras que un 30% dijo que tendría bastante peso.
Según esta última encuesta, hay dos temas que tendrán la mayor consideración al momento de votar. Uno de ellos es la protección de la democracia estadounidense con 81% (un 59% dice que le otorga mucho peso y 22%, bastante peso). Esta fue una de las principales banderas de la candidatura de Biden antes de retirarse y Harris la ha seguido enarbolando, pero sin darle el mayor protagonismo.
El otro tema al que le otorgan mucho peso (58%) y bastante peso (27%) los votantes… Parafraseando a James Carville, “sigue siendo la economía, estúpido”.